MI NOCHEVIEJA DE PELÍCULA

Hoy, 1 de Enero, y antes de comenzar el artículo, me gustaría desearos a todas y todos los lectores de “Noches de Película” un Feliz 2011. También se lo deseo a mis fanáticos admiradores, muchos son islamistas suicidas que se inmolan cada vez que una opinión o crítica me sale mal. Y a mis grupis, la mayoría expresidiarias. Y no me podía olvidar de los miembros de los clubs de fans que se han creado por toda Sudamérica (Argentina, Chile, Cuenca…). Que gente más simpática. Hasta te lo deseo a ti Carlos Boyero, perdonándote por las blasfemias que soltaste sobre “Baaria” en el 2010. A todos menos a Almodóvar, que espero que en este 2011 se descubra su presunto romance con Alejandro Amenábar.

Bueno que me liáis. Hoy no voy a hablar de ninguna película ya que es un día especial a la par que festivo, así que os contaré como fue mi Nochevieja no recomendada para menores de 18 años… una historia desgarradora que tiene como ingredientes alcohol, mujeres, un billar y un actor que la gente pensaba que muerto. De locos.

Todo empezó a media tarde cuando recibí una llamada de un número privado. Me encontraba en una importante reunión de negocios por lo que no pude descolgarlo.

 
Aquí estoy en primera fila en la reunión de ayer por la tarde. Aposté por el número 6, “Fogoso imperial”, que no resultó ser tan ardiente en la pista.

Cuando salía del hipódromo, maldiciendo a la madre de “Fogoso”, me volvió a llamar ese número. Intrigado lo cogí. Escuché una voz que hablaba un idioma que no había oído antes, creo que era inglés, pero al decir que no le entendía me empezó a hablar en español. Confesó que era un admirador de mi blog, y que le había visto en alguna ocasión, aunque él a mi no por lo que quería conocerme en persona. El caso es que su voz me sonaba bastante. Me dio una dirección y añadió que me estaría esperando.

Foto tomada de una multa que me mandó la Comunidad de Madrid cuando iba en mi coche a la casa de esa misteriosa voz. Dicen que ir a 220 Km/h es exceso de velocidad… el caso es recaudar...

No conocía lo que me depararía el destino. Sin saberlo podía estar yendo a alguna secta donde abusarían de mí y después harían ritos satánicos con mi sangre. O lo que es peor, una trampa ingeniada por el malvado Almodóvar en la que me ataría a una silla, y me obligaría a ver toda su filmografía cogidos de la mano. Agh, se me ponían los pelos de punta sólo de pensarlo. La incertidumbre me hacia sentir como un niño sin pies y sin brazos en un parque de atracciones. Total que llegué a la dirección que me había dado y resultó ser una lujosa mansión. Tras entrar y atravesar un precioso jardín, cual fue mi sorpresa al ver delante de mis ojos al mismísimo John Wayne. Habrá escépticos que no me crean, pero se tragarán sus palabras cuando vean las fotos que nos sacamos a cual quinceañeras de fiesta. Allí estaba yo con el viejo John, que me recibió con un caluroso abrazo. Me invitó a tomar un trago en su porche mientras hablábamos de la guerra de la Independencia de los Estados Unidos y de la cantidad de indios que mató cuando era actor. Me dijo que la gente pensaba que en el cine todo es mentira, pero que él asesinaba de verdad a los indios, aunque estuvieran disfrazados. En cada película se cargaba a 20 o 30 extras. Hubo una temporada que dejó de hacer Westerns por la falta de figurantes. Me dijo que de tanto odio que les tenía hasta se bebía su sangre. Vi que John seguía siendo un auténtico tipo duro.


John y yo riéndonos de los indios. Está un poco rojo porque bebió más de la cuenta.

Más tarde empezamos a hablar de futbol. Se confesó un atlético acérrimo como yo. Sin que me diese tiempo a reaccionar, se levantó de su silla y se bajo los pantalones. Recordé todo lo que había bebido y me temí lo peor. Pero todo tenía justificación. Sólo me quería enseñar sus calzoncillos del Atleti. Me dijo que eran su fuente de vitalidad, lo que le daban la vida, una vida que muchos creían que se le había apagado en 1979. Su funeral fue un montaje, lo hizo simplemente para pasar desapercibido el resto de su jubilación. Empezó a anochecer, y cuando me iba a marchar me preguntó que si quería pasar con él la Nochevieja, una oferta que no supe rechazar. Me llevó a una fiesta llena de gente elegante donde descubrí que John se seguía manteniendo en forma ya que se tenía que apartar a las mujeres como mejor sabía, a puñetazos. El alcohol influyó a que estuviera en ese estado tan violento. Dijo que ya habría tiempo para señoritas más tarde. Y llegaron las doce. Mientras yo me tomaba las uvas, el decidió empezar el año con 12 chupitos de Whiskey doble. Terminó antes que yo.


Esta fotografía nos la tomamos después de las campanadas. Siempre se tiene que colar alguien para fastidiar las fotos. La mujer terminó medio desnuda bailando encima de una mesa de cristal.

John y yo decidimos ir a echar una partidita de billar para empezar bien el año.

Se nota que ya íbamos un poco bebidos, yo no recuerdo muy bien porque salgo encima de una silla de ruedas. Y lo más extraño… esa silla seguro que pertenecía a algún discapacitado o tetrapléjico… ¿Le dejaría tirado en alguna cuneta? Espero que Wayne no le arrebatara la silla usando la violencia, aunque es lo más probable. Si encontráis a alguien parecido a Bardem en "Mar adentro" en algún descampado de la capital no le digáis que fui yo, decir que fue Buenafuente.

A punto de amanecer, y totalmente destrozado, John me dijo que no me podía ir a casa sin antes pasarnos por alguna fiesta a ligarnos a un par de jovencitas. Le dije que ya estaba mayor para esos trotes, pero insistió. Textualmente dijo “quiero volver a cabalgar como lo hacía en el viejo Oklahoma”. Me reí.

Llegamos a un lugar donde ponían música electrónica de modernillos. Eso cabreó mucho a John al que le habían engañado con el sitio. Vio a un grupo de gafapastas con pelos para un lado como si les hubiera lamido una vaca y la emprendió a golpes con ellos porque le estaban mirando por encima del hombro como de costumbre. Yo quise ayudar, pero cuando llegué hasta él ya estaban todos en el suelo y John acariciándose el puño. Eso llamó la atención de un par de emos (no sé si eran hombres o mujeres y nunca lo sabré) que estaban presentes y le pidieron a John que les pegará también a ellos. Decían que les gustaba el dolor. John sólo les escupió y dijo que le repudiaban.

Nos fuimos a otro Pub más selecto, acorde con dos personas como Wayne y como yo. Sonaba jazz de fondo y nada más entrar fuimos la gran sensación entre la clientela femenina. Antes de marcharnos con un par de simpáticas y alocadas jovenzuelas que conocimos John me pidió que le acompañara al baño. Jamás había ido con otro hombre al baño por eso del que dirán, pero si es uno de tus actores favoritos siempre puedes hacer una excepción. En el baño John sacó de su bolsillo una petaca, la cual contenía un licor que a parte de ser afrodisíaco era rejuvenecedor. Si nos fijamos bien en la foto que muestro a continuación, parece que Wayne es 30 años más joven que en las anteriores. Algún día espero que me de la receta.

Aquí salimos John y yo al final de la noche. A mí siempre me toca junto a la fea aunque con Wayne no puedo competir.

Como se ve en la foto, no nos fuimos de vacío. Bueno, tengo que admitir que yo sí. Cuando nos dirigíamos hacia el coche John me pidió que si por favor le cedía también a la fea ya que ese licor era muy potente y no quería quedarse con hambre. Yo le dije que no me parecía justo, pero cuando me agarró del cuello y me amenazó con su puño de hierro le dije que era suya, es más, me vi tan presionado que hasta le dije que era un honor que me la levantase. Me lo pasé bastante bien. Mejor que ver las campanadas con Ramón García. Espero que John me vuelva a llamar algún día de estos para repetirlo. Creo que fue una buena Nochevieja, aunque no supera a aquella en la que Charlie Sheen y yo nos colamos en la casa de Enrique Iglesias y montamos una fiesta con todos los mendigos, borrachos y prostitutas que encontrábamos por las peores calles de Madrid. Menuda risa. Sobre todo cuando Enrique llegó a su casa y al ver semejante espectáculo se encerró en el baño a llorar.

1 comentarios:

jajajajajajajajajajajajjajajajajajaja muy bueno el articulo!! Ezpero tener algun dia yo alguna noche de esas. Felizz Añoo a ti tambien y saludos desde Uruguay.

 

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