EL POMELO DE JAMES CAGNEY

Tras ver “El enemigo público” de 1931 con un James Cagney inconmensurable, no me he resistido a poner lo que para mi fue la mejor escena de toda la película. Sinceramente, sólo me pude reír cuando la vi en directo del impacto que me causó. Por todos es conocido el dominio que tenían los hombres sobre las mujeres en las películas de aquellos años. Ya hablé en su día de Kirk Douglas y su forma tan especial de tratar a las mujeres (primero dándoles un tortazo y más tarde besándolas). El sometimiento y la opresión que sufría el género femenino era brutal, y no podía ser reflejado de mejor manera por los directores de aquella época.



















Como dicen, una imagen vale más que mil palabras. En el fotograma de la izquierda tenemos a una mujer sobre las rodillas del gran John Wayne preparada para recibir unos azotes, nada más y nada menos que con una pala de hierro. Por si eso fuera poco, el acto es presenciado por todo el pueblo que no sólo lo ve como algo normal, si no que lo ríen y aplauden ensalzándolo como un acto de valentía. En la fotografía de la derecha, podemos observar la portada de “El gran carnaval” de Billy Wilder. En ella sale Kirk Douglas ahogando con sus manos y con su mirada desafiante a una de las tantas mujeres a las que ha puesto en su sitio utilizando la violencia.

Volviendo a nuestra película de hoy, me impresionó que en el documental que te venía con el dvd de la película también hacía mención a esta escena. Dicho documental informaba que había un rumor acerca de que Cagney improviso la escena que os voy a mostrar. A mi parecer es muy difícil que dejaron algo así a la improvisación dado que en aquella época tenían todo más que estudiado.
 

Tras ver la escena varias veces, también quiero hacer mención a la cara que pone Cagney antes estampar el pomelo. Refleja una rabia y un odio que asusta, pero por otra parte deja ver un pequeño gesto infantil (cuando saca la lengua). En el fondo la figura del gangster tiene que verse como un niño con armas, ya que son personas que eligieron (por lo general) rechazar sus estudios por meterse en alguna banda o empezar a delinquir desde pequeños. Sea como sea, la interpretación de Cagney tendría que estudiarse en los libros de historia.
 
Nota: 7,7

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