PETER JACKSON Y SU GRAN SECRETO

Hoy no negaré que estoy enfadado, pues lo que venía anunciado como una de las películas del año se ha convertido en uno de los mayores fiascos que recuerdo. Hablo de The lovely bones. Como todo el mundo la halagaba tanto no me pude resistir a verla. Empieza bastante bien, pero cuando menos me lo esperaba el argumento empezó a tropezarse con los problemas mentales de Jackson (sí, estoy enfadado porque Jackson ayer me robó los 6 euros de la entrada y eso no se lo perdono).

Peter Jackson riéndose de mí y haciéndome

burla tras robarme los 6 euros.

La niña muerta, Susie Salmon, se encuentra en una especie de limbo donde de repente aparece una niña filipina sin nariz parecida a Pocahontas y juntas empiezan a divertirse. Jackson nos ofrece una serie de planos entrañables, sin sentido, totalmente superfluos respecto al devenir de la película. Tampoco entiendo a que viene el conjunto de momentos ¿graciosos? que nos regala una vieja gloria, Susan Sarandon (que hace de abuela de Susie), borracha, haciendo las labores del hogar. Bromas de Peter Jackson aparte, para mi desgracia y la de todos los espectadores llegaron los 10 últimos y fatídicos minutos… Topicazos, clichés y excesivos efectos especiales se hicieron dueños de la pantalla. Susie “Salmones”, por alguna razón que desconocemos se mete en el cuerpo de una emo y consigue el beso que tanto anhelaba de su único amor (con el que sólo había hablado una vez), un tipo raro (que tiene toda la pinta de ser uno de esos locos que asesinan a sus padres sin motivo o que se meten en colegios de Estados Unidos y tirotean a los estudiantes) al que llaman “el moro” (fotografía de la derecha). Pensé que nada podía ir a peor… pero me equivoqué. Mis ojos fueron testigos de la muerte más irreal, adulterada y fraudulenta jamás contada. (Viene un spoiler del final, si tenéis intención de verla dejar de leer aquí). Al asesino de Susie "Salmones" le cae una estalactita de hielo en el hombro. Esto hace que le entre una especie de parálisis en su sistema nervioso, con tan mala suerte que da dos pasos hacia atrás y... casualidad: estaba detrás de una especie de acantilado por el que cae, golpeándose con todas las piedras afiladas que se encuentra a su paso (no dejó ni una sin rematar con la cabeza).

Aquí tenemos al Gran (por su figura esbelta)

Peter Jackson mientras escribía el final de

"The lovely bones" fumando lo que le pasó

"el moro" de su peli.

Con tanta oscuridad en el cine no es descabellado pensar que Peter Jackson estuviera escondido en la sala riéndose de mí. Salí de la sala con la cara de Al Pacino cuando ni le nominaron a los Oscar por Scarface, con una sonrisa irónica y mirada de incredulidad. Lo que no entiendo, y en cierto modo me hace gracia, son las críticas de los eruditos del Times y revistas de prestigio que la califican de "Una película absorbente, a ratos fascinante". Creo que se equivocaron de sala y vieron otra película, si no, no me lo explico.

Nota: 5,5