JAMES DEAN, ESA SABANDIJA EPILÉPTICA

Hace tiempo vi Gigante y por respeto a todos aquellos (y sobre todo a aquellas) que admiráis a James Dean, me mordí la lengua para no expresar el desazón que me provoca el verle actuar. Pero hoy me veo obligado a romper mi silencio tras contemplar atónito Rebelde sin causa. Hay veces que se dice que el argumento de una película está cogido con hilos. En Rebelde sin causa ni eso, el guión está flotando en el aire. Se puede resumir en que James Dean y su prepotencia llegan a una ciudad para rehacer su vida. Aclaro que en dicha ciudad NO CONOCÍA A NADIE. ¿Por qué digo que "no conoce a nadie"? Por la sencilla razón de que toda la trama transcurre en menos de 24 horas en las que:

- James Dean acaba saliendo con una chica a la que no había visto en la vida y, que por cierto, es más fresca que Penélope Cruz y Groenlandia juntas.

- James Dean, un tipo cerrado, que jamás había tenido amistades por ser tan "rebelde", le bastan con un par de horas para confraternizar apasionadamente con lo que será "el mejor amigo de toda su vida".


- James Dean se juega la vida (literalmente) peleando con otros tipos que le odian a muerte.

Como veis, hay tiempo para todo en 24 horas si te llamas James Dean. Nos encontramos ante un cúmulo de casualidades forzadas que parecen estar escritas por Carmen de Mairena a las 9 de la mañana recién llegada de un after. Los personajes son demasiado planos, a destacar el papel del padre de Dean que es mitad insultante mitad vejatorio para el espectador. Cuando escuché los diálogos me acordé del 11-S y de las Torres Gemelas. Ambos son un atentado. En definitiva, un conjunto de incoherentes e irracionales secuencias que, como otras tantas obras, el paso del tiempo les ha otorgado una fama totalmente inmerecida. Y donde digo “el paso del tiempo” me refiero a una serie de críticos o bien a la tribu de los gafapastas que tienen el don de ensalzar películas insustanciales y triviales.


James Dean no murió en un accidente de tráfico. Se ahorco después de ver el daño que había hecho a la humanidad con Rebelde sin causa.

Cada vez que veo una película de James Dean me doy cuenta de que actúa igual o peor que una sabandija epiléptica. Cuando se ríe parece que llora. Cuando llora parece que ríe. Por no hablar de su manera de andar, arrastrándose cual víbora, o peor, tambaeándose cual rapero americano. Muchos hablan de James Dean y lo catalogan de mito. ¿Mito? Hizo 5 películas de las que sólo 3 son conocidas y le conceden el atributo de mito... Un mito es Clint Eastwood o el gran John Wayne. Ambos tienen una filmografía extensa llena de títulos notables, no tres películas de dudosa reputación. Quizás se haya ganado lo de mito porque era un guaperas. O quizá porque murió a los 24 años. Lo que tengo claro es que muchos confunden ser una imagen o un logo con ser una leyenda.


Aquí tenemos a James Dean en una fiesta de disfraces. Se puso grasa en la cara porque quería ir de rapero negro.

Nota: 2,1

1 comentarios:

jaja que grande, siempre pensé lo mismo! Gran blog! ;)

 

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